lunes, 21 de diciembre de 2009

Fortalecer una juventud socialista, obrera y de combate

Estamos transitando una nueva etapa mundial. Nos preparamos para cambios en el mundo, grandes cambios.
La movilización obrera y popular va creciendo con la misma proporción que se debilitan los gobiernos y partidos de sistema. Esto es así en los países centrales y, por supuesto, en América Latina.
El fracaso completo del capitalismo para resolver los problemas de millones también comienza a expresarse en la búsqueda de una salida a la crisis, revitalizando la discusión sobre el socialismo.
La juventud –como siempre en estos momentos- tiene reservado un papel clave. Tanto en las luchas como en la pelea por construir proyectos revolucionarios que puedan incidir en sectores del movimiento de masas.

Por el socialismo en todo el mundo

La imagen del desplome capitalista impactó en la cabeza de millones. Los datos son de una enormidad que dejan con la boca abierta al más insensible. 1100 millones de hambrientos; 300 millones de desocupados; millones sin agua…
Por eso, aún con confusiones, se extiende el debate sobre qué hacer para evitar que el mundo se dirija a la catástrofe.
El gobierno K y sectores progresistas agitan el fantasma de la derecha, buscando aquietar las luchas sociales.
Sectores de izquierda completamente desubicados (revelando gran desconfianza en el movimiento de masas) repiten el mismo discurso.
Unos desde el sectarismo, otros desde el oportunismo, terminan concentrando sus propuestas en cuestiones mínimas e incluso ubicando al gobierno como víctima de complots golpistas inexistentes y negándose a responsabilizarlo por la situación del país.
Así pudimos verlo en Kraft, el Subte y recientemente en la Asamblea Universitaria.
Frente a eso, salimos a construir una juventud que se juegue por la salida socialista internacional, explicándola cotidianamente y buscando ganar para ella a los luchadores del movimiento estudiantil.

Junto a los obreros, sus luchas y los nuevos dirigentes

Tras los primeros intentos empresarios, los trabajadores fueron aumentando la resistencia a que les hagan pagar la crisis.
Lo que abrió Kraft se profundizó con el Subte y es lo que da fuerza a los choferes de la 60 y empuja a los movimientos sociales a cortar y hacer acampes de días enteros para pelear por trabajo.
Con el triunfo histórico de los trabajadores del Subte, se le dio un golpe demoledor a la burocracia, haciendo tambalear décadas de monopolio sindical peronista.
El año termina caliente y todo hace pensar que el 2010 va a profundizar estos calores.
Yendo a las luchas obreras y difundiéndolas en facultades, profesorados y colegios; llevando la solidaridad y haciéndolas nuestra causa, la etapa que comienza nos encontrará reafirmando la defensa de los intereses de nuestra clase.
No sólo apoyando las luchas. También peleando por un nuevo modelo sindical, sustentado en la democracia obrera, como única posibilidad de derrotar al gobierno, la patronal y la burocracia, fortaleciendo el surgimiento de una nueva dirección para los trabajadores.

En la primera línea, dejando todo

Las luchas futuras, por cuestionar los más concentrados intereses capitalistas, serán duras.
La debilidad creciente del gobierno K y los gobernadores, así como de los proyectos opositores -incluída la centroiz-quierda- les quita fuerzas a la hora de descargar los costos de la crisis sobre el pueblo trabajador.
Pero, siendo todos parte del régimen, no tienen otro camino que hacerlo.
A falta de respaldo popular, el papel de las patotas y la represión irá creciendo.
Nos preparamos, entonces, para mayores enfrentamientos, cuyos resultados tengan incidencia futura.
Por eso mismo, todos los avances en la formación política y en la organización no son un fin en si mismo.
Tienen el objetivo supremo de transformarse en instrumentos que contribuyan al desarrollo de una estructura de jóvenes militantes que tengan la decisión de ubicarse en la primera línea de combate.
Las luchas anticapitalistas serán el bautismo de fuego de una generación.
La posibilidad de un salto en la fuerza de los revolucionarios está atada al resultado final de esos embates. Allí tenemos que estar, hasta el final, dejando todo lo que tengamos para lograr cada triunfo.
Es el único lugar posible para una juventud que se proponga acompañar a los obreros cuando decidan asaltar los cielos

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