domingo, 1 de agosto de 2010

FUERA MACRI

Un aparato de la dictadura que debe ser disuelto


Escribe: Marcelo Parrilli

Legislador porteño

MST Nueva Izquierda

El escándalo de las escuchas llevadas adelante por Mauricio Macri, Ciro James y el “Fino” Palacios no es más que el resultado directo de lo que es la Policía Metropolitana de Macri. Este aparato de seguridad que, lamentablemente, se creó gracias a los votos de muchos de los bloques opositores que hoy existen en la Legislatura de la Ciudad -entre ellos el kirchnerismo y el Partido Socialista- está muy lejos de ser una policía nueva, comunitaria, de proximidad con los vecinos, como declaman el jefe de gobierno y su ministro de Justicia y Seguridad Guillermo Montenegro.
Como reiteradamente hemos venido señalando, su cúpula se compone de manera casi exclusiva con personal proveniente de la Policía Federal Argentina con directa participación en la represión durante la dictadura militar. Esto surge con toda claridad de los legajos del personal que hoy ocupa la conducción de esa fuerza, y que hemos podido ver junto con otros legisladores que integran la comisión especial de seguimiento de esos nombramientos.
Es evidente que cuando Macri dijo que para formar la Metropolitana había consultado con la CIA, la DEA y el Mossad, no mintió. Hoy son los ex integrantes de los grupos de tareas de Videla, Massera y Agosti quienes conducen su “nueva” policía desde la central ubicada en Barracas. Macri y el PRO están dispuestos a sostener a los genocidas del «proceso» contra viento y marea. Así quedó demostrado días pasados, cuando el ministro Montenegro llamó al programa A Dos Voces para intentar rebatirnos la denuncia que reiterábamos contra el represor Ricardo Raúl Ferrón por su actuación contra el CELS en 1981. Montenegro no sólo defendía a Ferrón, sino a toda la cúpula mafiosa de la Metropolitana y la política de seguridad de Macri, que busca dotarse de un aparato direccionado a la represión política y social.
Por eso venimos insistiendo en que la Metropolitana debe ser disuelta y esta es una batalla política a dar junto a todos los sectores democráticos. En ese sentido nos parece un avance el planteo del diputado nacional Claudio Lozano (Proyecto Sur), al señalar públicamente que «es imprescindible desarmar la Policía Metropolitana desplazando a toda la cúpula». Creemos que sería un paso adelante hacia la conformación de una fuerza de seguridad totalmente nueva, distinta, democrática, cuya constitución debe ser discutida por todos los sectores de la sociedad, organizaciones de derechos humanos, de trabajadores, estudiantiles y sociales, garantizando además un sistema de control popular constante sobre la misma.


http://www.youtube.com/watch?v=BG4GJgfzpuU&feature=player_embedded


Macri se tiene que ir

Procesado por asociación ilícita por las escuchas ilegales, Mauricio Macri y su gobierno atraviesan una crisis inédita. Por ser el responsable del espionaje y de armar la Metropolitana con represores de la dictadura, en mayo nuestro diputado Marcelo Parrilli presentó el proyecto de juicio político para destituirlo. En la sesión del 20 de julio, el PRO bloqueó todas las propuestas opositoras: la de Parrilli, la de pedir que Macri se tome licencia, la interpelación, la de formar una comisión investigadora y hasta la de pedir una copia de la causa penal…
Al otro día, en una voltereta sorpresiva fruto de su crisis, Macri aceptó ir a juicio político. El proyecto del PRO, totalmente distinto al de Parrilli, se limita al tema de las escuchas. Aprovechando una leve ventaja como primera minoría, Macri quiere que la Legislatura lo “enjuicie” pero que no llegue a acusarlo. Ahora, como le es difícil juntar suficientes votos para iniciar el juicio político, crecen las chances de la comisión investigadora que impulsa la oposición. Sin descartar alguna nueva maniobra macrista, en principio ambas opciones se volverán a tratar el 12 de agosto.


Debates ante la crisis
El primer debate que surge frente a la grave crisis política porteña es si Mauricio Macri debe irse o no de su cargo de jefe de gobierno. Para nosotros categóricamente sí y por dos hechos fundamentales.
Como dijo Parrilli, “el primero es el haber conformado la cúpula de la Metropolitana con elementos provenientes de la dictadura, centralmente de la Federal y su Superin- tendencia de Seguridad. La integración de ese cuerpo, en el que cuatro de cada cinco jefes provienen de esa etapa y otros se vieron involucrados en la represión de diciembre de 2001, es un grave supuesto de mal desempeño del cargo.”
De ese problema central, que desde que Macri nombró al “Fino” Palacios como capo policial desató un escándalo tras otro, se desprende la consecuencia que generó el procesamiento iniciado por el juez Norberto Oyarbide y luego ratificado por la Cámara Federal. Más allá de que Néstor Kirchner actúe de fogonero por interés político, lo cierto es que Macri montó un aparato ilegal destinado a hacer “inteligencia”. No es un hecho menor: utilizó al propio Estado para hacer espionaje a funcionarios, diputados opositores y hasta su ex cuñado. ¿Qué derechos y garantías puede haber con semejante jefe de gobierno y su policía?
Estos hechos van más allá de tal o cual postura ideológica. Que 42 de los 52 jefes de la Metropolitana provengan de la dictadura niega la idoneidad democrática más elemental para dirigir el cuidado de la seguridad pública. Además, es la primera vez en la historia de la Ciudad que un jefe de gobierno está bajo procesamiento por delitos tan graves. Macri inexorablemente marcha hacia un juicio oral y público junto al represor Palacios y el espía Ciro James, ambos designados por él. Por ambas razones, debe irse cuanto antes.

Todo para que se vaya
La posibilidad de desplazar del poder a un gobernante ilegítimo, como lo es en este caso el ingeniero Macri, no depende sólo de factores superestructurales sino esencialmente del grado de movilización popular.
Por eso el MST-Nueva Izquierda, desde hace varios meses, viene desarrollando una campaña de agitación política para que los trabajadores, los estudiantes y en general los vecinos de la Ciudad se informen, intervengan en la crisis y se movilicen para lograr que se vaya Macri. Miles de volantes, dos series de afiches, pintadas, charlas en todos nuestros locales, mesas de difusión y marchas contra la Metropolitana y contra Macri son las acciones concretas de esa campaña.
En ese marco de impulsar la participación y la movilización, el proyecto legislativo de nuestro diputado es un instrumento más al servicio del mismo objetivo: echar a Macri. Y por eso el de Parrilli difiere por completo del ridículo proyecto que presentó el PRO, acorralado por la situación y a los apurones, que no busca acusar a su jefe sino salvarlo. Se equivocan por completo quienes pretenden igualar uno y otro.
Nosotros apostamos a que un proceso de juicio político, en medio de la propia dinámica de la crisis, combinada con la intervención popular, abra camino a la destitución. No sería la primera vez que ocurre. Y lejos estaría cantado de antemano el resultado, menos aún con el rejunte decreciente que es el bloque macrista.

El rol de la oposición
Los bloques de la oposición cuyos diputados acompañaron el proyecto de Parrilli de juicio político cuando el PRO lo rechazaba, ahora ante la jugada de Macri han variado su posición. El kirchnerismo especula políticamente, apostando a un desgaste lento de Macri pero sosteniéndolo en su cargo. Por su parte, tanto Elisa Carrió como Aníbal Ibarra también han salido a decir que debe seguir gobernando. Aunque lo critiquen, todos ellos defienden la continuidad de Macri en su sillón.
En cuanto a los compañeros de Proyecto Sur, si bien existe una divergencia táctica, compartimos el mismo objetivo de que Macri tiene que irse. Aspiramos a unir fuerzas en la movilización para avanzar en ese sentido. De todos modos, estamos convencidos que una comisión investigadora coherente tarde o temprano debe desembocar en un juicio político.
El problema, junto con definir si hay juicio político o una comisión investigadora, es si en la Legislatura la oposición va a seguirle aprobando a Macri herramientas para gobernar alegremente como si nada pasara o si en cambio no debe votarle ninguna ley más hasta obligarlo a que se vaya. Así lo dijo claramente nuestro diputado al cerrar su intervención en la sesión especial del 20 de julio: «Ahora nos están diciendo que quieren 600 millones de endeudamiento para AUSA y que quieren manotear el dinero de la venta de los inmuebles de Catalinas para aplicarlo a fines que no estaban previstos en la ley. No tenemos que votar esas leyes; no tenemos que votar absolutamente ningún proyecto que plantee el Poder Ejecutivo ni el oficialismo hasta que Mauricio Macri se tome licencia y avancemos en el juicio político.”

Movilizar en unidad contra Macri
Por encima de las maniobras desesperadas de Macri y el PRO, y por encima de los zigzagueos de gran parte de la oposición que tantas veces les fue funcional, desde el MST-Nueva Izquierda queremos hacer un llamamiento a todo el pueblo trabajador y a la juventud porteña.
La crisis política que hoy sufre la Ciudad de Buenos Aires tiene un responsable principal: Mauricio Macri. El mismo que por cuestiones de dinero está peleado hasta con su padre. El mismo que mandó a su vicejefa de diputada nacional por mezquina conveniencia política. El mismo que por gestión pública entiende los negocios privados.
A los organismos de derechos humanos; a los docentes, trabajadores de la salud, judiciales y demás compañeros municipales; a la CTA; a la FUBA y los centros de estudiantes universitarios y secundarios; a las organizaciones de desocupados, de inquilinos, a los movimientos sociales; a los partidos de izquierda y a todos los sectores democráticos de la Ciudad los convocamos a coordinar acciones unitarias para poner en marcha la cuenta regresiva de Mauricio Macri y de su gobierno de ajuste, espionaje y represión.

Es ley el matrimonio para todas y todos

El 15 de julio a la madrugada, por 33 votos a 27, el Senado finalmente aprobó el matrimonio igualitario. Este triunfo significa un empuje a la lucha por otros derechos democráticos pendientes.
Una a una fueron derrotadas todas las maniobras que se habían montado, como la trampa de plebiscitar derechos que son básicos, la amenaza de no dar quórum, la variante discriminatoria de la unión civil o los cambios de última hora al texto original.
Nada de eso sirvió. Ganó la firmeza de la movilización convocada por la Federación Argentina LGBT en la Plaza Congreso, que fue respaldada por muchas organizaciones populares, entre ellas el MST y nuestras agrupaciones de diversidad sexual, donde durante horas y a pesar del frío, miles y miles hicimos el aguante hasta que salió la ley. Esa concentración unitaria fue la culminación de una larga pelea, a nivel nacional, jalonada por marchas, actos, festivales y múltiples iniciativas.
Ganó la convicción democrática que fue creciendo poco a poco en el conjunto de la población del país, notoriamente mayor entre los jóvenes pero generalizada, de que esta ley no perjudicaba a nadie sino que era un derecho concreto que se les debía reconocer a los sectores de la diversidad sexual.


Los perdedores y los oportunistas
El debate sobre la ley, que incluye la posibilidad de adoptar, cruzó a toda la sociedad argentina. Hubo dos sectores que salieron al choque… y perdieron.
El más jugado contra el matrimonio igualitario fue la cúpula de la Iglesia Católica, con varios obispos y monseñor Bergoglio a la cabeza. Utilizaron todo su aparato, en especial de los colegios religiosos, al servicio de movilizar contra la ley. Junto a sectores evangelistas, defendieron argumentos insultantes y anticientí-ficos contra las personas LGBT. Hablaron de lo antinatural, de enfermedad y de aberración e inclusive amenazaron con el infierno… pero terminaron quemados.
El otro sector, más vergonzante, fue el de la vieja política. Una de sus principales voceras fue la cavernícola senadora puntana, Liliana Negre de Alonso, del PJ disidente. Terminó llorando. Junto a ella, muchos senadores de la UCR, del PJ, de los partidos provinciales y del bloque K también votaron en contra de la ley. Y no olvidemos a Elisa Carrió, que alentó la unión civil. Todos ellos quedaron en la lona.
Párrafo aparte merece el oportunismo kirchnerista. Los K se habían negado a aprobar la ley cuando tenían mayoría las dos cámaras. Cristina, fruto de su visita al Papa en noviembre de 2009, dio la orden de cajonearla. Si ahora se montó sobre esta ley y la promulgó en tiempo récord, es porque no tuvo otra que reacomo-darse ante la opinión pública buscando rédito político. Tan obvia era la movida K de subirse de apuro, que en la sesión el senador oficialista Piche-tto debió reconocer «este proyecto no es nuestro».

Por los derechos que faltan
Este logro trascendente que es la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, que ningún supuesto «objetor de conciencia» podrá impedir, potencia otros reclamos democráticos y civiles que todavía faltan.
Para los sectores de la diversidad sexual, la igualdad jurídica conquistada abre mejores condiciones para ir por la igualdad social y en lo inmediato por la ley de identidad de género para que las travestis y las personas trans puedan tener el debido reconocimiento legal en su DNI. También favorece la pelea por separar de una vez por todas a la Iglesia del Estado y terminar con la ingerencia eclesiástica en la educación y los subsidios públicos a las escuelas privadas.
Más globalmente, este avance fortalece la lucha por los derechos de las mujeres -que son la mayoría de la sociedad-, de la juventud y otros sectores discriminados, como los pueblos originarios, los inmigrantes, etc. Por más que Cristina y el titular del bloque K de Diputados, Agustín Rossi, digan que «no está en la agenda», la batalla principal y más urgente es por el derecho al aborto. No es posible que a esta altura de la historia, en nuestro país sigan muriendo cientos de mujeres cada año -sobre todo jóvenes y humildes-, obligadas a abortar en condiciones penosas.
La ley de matrimonio igualitario ya es un hecho irreversible en la Argentina. Es hora, entonces, de ir por más.

Alternativa Socialista, Ediciones anteriores