Esta heroica lucha ya entró en la historia del movimiento obrero argentino. Fueron 37 días de paro en los tres turnos. Una represión violenta, que hacía años no se veía, que conmocionó a todo el país. Los programas de tele, radios, diarios, todos hablan de Terrabusi. Esta lucha obrera tapó el tema de la ley de medios K, los problemas del seleccionado y las malas campañas de Boca y River. El Ministerio de Trabajo y el gobierno nacional se vieron obligados a intervenir. Hasta Moyano y la CGT dicen ahora que «apoyan a los trabajadores de Kraft”...
El lunes 5, 29 compañeros despedidos entraron a trabajar. Y ayer martes, el Ministerio y la empresa informaron que entrarían otros 20 compañeros. Hayque seguir apretando con nuestra lucha, sin tener ninguna confianza en las negociaciones. Llegamos hasta acá luchando, y solo así vamos a lograr entrar todos.
Una lucha histórica
Hacía muchos años que una pelea obrera no adquiría semejante repercusión y se transformaba en un hecho nacional. No pudieron derrotarlos con los despidos, las sanciones, el hambre ni los aprietes. Tampoco con la represión. No pudieron aislarlos ni tapar
la fuerza de la lucha.
La solidaridad obrera y popular no paró de crecer. Cortes, marchas, todo tipo de muestras de apoyo se extienden por el país. Los empresarios y sus aliados se ponen nerviosos. No quieren que el ejemplo se extienda.
Por eso interviene Tomada, el ministro bonaerense, el gobierno nacional y ahora hasta el propio Moyano. Por eso aparecen las primeras listas de reincorporaciones.
Pero no hay que dejarse engañar. La patronal sigue durísima. No termina de aflojar. No quiere a los delegados y a la interna en la planta. Mantienen su plan de reducir un turno y despedir cientos de compañeros. Quieren avanzar con la esclavitud laboral y por eso no dudaron en convertir la fábrica en un campo de concentración, tratando a los trabajadores como prisioneros de guerra.
Fuera la policía y basta de aprietes
A pesar de todas las promesas, la policía sigue dentro de la planta. Se los puede ver en todos lados, y a veces hasta en el comedor. Cuando se juntan dos o tres compañeros se acercan los “líderes” para apretarlos. En las reuniones con el Ministerio se hacen muchas actas que dicen que la policía se va a ir, pero todavía están adentro. ¡Que se vayan ya mismo de la fábrica! ¡Que no quede ni un solo policía!
Y basta de perseguir a los compañeros y compañeras. Ni los “líderes” ni la seguridad privada pueden seguir apretando a los trabajadores. Plena libertad para conversar y hablar entre los compañeros.
Hay que seguir la lucha hasta que entren todos. Si la empresa no cumple, el gobierno tiene que nacionalizar Kraft y ponerla a producir controlada por sus trabajadores.
No podemos bajar la guardia. No podemos confiar solo en las negociaciones. Si avanzamos hasta acá, es porque nos mantuvimos firmes en nuestra lucha. Ahora hay que seguirla. Si Moyano dice que nos apoya, que la CGT convoque ya mismo un paro nacional por Terrabusi. Hay que seguir con los cortes y marchas de solidaridad. Seguir junto a los trabajadores de adentro y ahora apoyados por los compañeros que van entrando.
Seguir unidos y organizados. Y exigir que la comisión interna ingrese ya mismo a trabajar.
Si la empresa no cumple, no sirven las multas. Es verso. Si la patronal yanqui no cumple las resoluciones del Ministerio de Trabajo nacional, el gobierno tiene que declarar de utilidad pública la empresa, expropiarla y ponerla a funcionar bajo el control de los trabajadores y sus delegados, para que los productos de Kraft se distribuyan en los colegios, hospitales y a toda la población. Van muchos días de lucha, pero no hay que aflojar. Esta lucha termina cuando entren todos los compañeros despedidos
jueves, 8 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Los "derechos humanos" de los Kirchner y Kraft
La realidad corre el velo de las palabras, y las mentiras sobre los derechos humanos que el matrimonio Kirchner sembró durante años, y que lamentablemente fueron compradas por algunos organismos y también por organizaciones políticas, hoy quedan definitivamente a la luz. De una lado, la embajada yanqui, la empresa Kraft, la burocracia sindical, el gobierno nacional y todas sus fuerzas represivas; y del otro, los trabajadores, su comisión interna y sus delegados, y las organizaciones sociales y políticas que los acompañamos.
Kraft-Terrabusi se trasformó en un verdadero campo de concentración. Rodeada por la caballería y los perros, con infantería y grupos especiales instalados en la puerta principal y en todos los accesos, con todas sus armas apuntando a los trabajadores y a sus familias, la represión estaba preparada.
Desalojaron, golpearon y detu-vieron. No quebraron la lucha
A las 17.30 llega la orden de desalojo. Desde el ministerio del interior le comunican a las patronales de Ford y de Volkswagen que retiren a los trabajadores de sus respectivas plantas y que la zona esté completamente despejada para las 18 horas.
La empresa y las fuerzas represivas les niegan el ingreso a la planta a diputados nacionales, provinciales y organismos de derechos humanos que reclamaban impedir el desalojo. Los trabajadores y sus familias se concentran en el portón de entrada y la tensión crece minuto a minuto.
A las 18.15, los grupos especiales y la infantería, acompañados por la división perros de la bonaerense, atacan a los trabajadores que ocupaban los dos techos de la fábrica. El ruido de los disparos es ensordecedor. Mientras los efectivos rompen vidrios y ganan los techos, disparando, golpeando brutalmente a los trabajadores, a los que patean en el piso y los ponen precintos plásticos como esposas, desde el interior de la fábrica empiezan los disparos y los gases contra los trabajadores y las familias que estaban en la puerta.
Bajo una cortina del humo de los gases, llueven balazos de goma y perdigones de todo tipo. Trabajadores, mujeres, chicos, todos son víctimas de la salvaje represión. Empieza la resistencia desde afuera y entra en escena la caballería. La policía montada ocupa la avenida y golpea salvajemente y empieza a detener a los trabajadores y a sus familias.
Lograron desalojar la fábrica. Golpearon brutalmente a los trabajadores y por más de 10 horas mantuvieron detenidos al interior de la empresa a más de 60 compañeros.
Mostraron de ese modo la verdadera cara del gobierno de los Kirchner y de la patronal yanqui, pero no pudieron quebrar la heroica lucha de los trabajadores de Terrabusi. A las 5 de la mañana del sábado, cuando el último de los compañeros detenidos recobró finalmente su libertad, volvió a escucharse el grito de guerra: “Ya vas a ver, los pibes que vos echaste van a volver. Y sí señor, mirá como entramos todos por el portón...”
A pesar de todo, la pelea seguía en pie.
Publicar un comentario